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-Un tal Kuchen ha comprado la vieja casa de la calle Strasse ! -El famoso pastelero ? -Sí, sí, el mismísimo senor Kuchen. Un suceso así no podía pasar desapercibido en un pequeno lugar como aquel. Todo el mundo esperaba los ricos dulces del senor Kuchen. Pasaron los días. Los estantes, las bandejas y los mostradores seguían vacíos. La pastelería no abría sus puertas. Y la gente comenzó a murmurar...