En el corazón de Bogotá, entre el bullicio del centro y el permanente cambio urbano, se erige una paradoja arquitectónica y cultural llamada CUDECOM. Este edificio, símbolo de innovación y un milagro de la ingeniería colombiana, protagonizó una hazaña única: en 1974 fue trasladado 29 metros sin perder su integridad estructural, desafiando las normas y limitaciones técnicas de su época. Un verdadero "edificio que caminó", un hito que debería ser motivo de orgullo para la ciudad y su gente.
Sin embargo, lejos de ser celebrado y preservado, CUDECOM ha sido condenado al abandono, convertido en un patrimonio fantasma que se oxida física y simbólicamente. Su historia es de un progreso a medias, de una memoria colectiva que se diluye en la indiferencia institucional y social. Un edificio que se movió para abrir paso al desarrollo, pero que terminó corriéndose hacia el olvido. Este texto propone rescatar esas historias invisibilizadas, poner el foco en un patrimonio que, aunque silencioso, grita en ruinas.
CUDECOM no es solo un bloque de concreto que se desplaza, es un espejo que refleja las contradicciones de una ciudad que aplaude la innovación, pero no sabe cómo conservarla, que se jacta de su pasado, pero lo desatiende.¿Por qué un logro de ingeniería tan significativo está relegado a la marginalidad urbana? ¿Cómo es posible que un edificio que "caminó" no haya logrado mantenerse en el movimiento del tiempo, sino que haya quedado paralizado en la apatía? Estas preguntas no solo son una crítica a la gestión del patrimonio, sino un llamado urgente a repensar la relación de Bogotá con su historia y con sus espacios.
Rescatar a CUDECOM es rescatar una parte de la identidad de la ciudad. Es reconocer que el patrimonio no debe ser un objeto estático, destinado a ser observado solo en fotos antiguas o en posts virales, sino un componente vivo del tejido urbano, un lugar de memoria y de diálogo. En esta búsqueda, conviene mirar más allá del concreto y el acero, para entender el significado de lo que es dejar un edificio -y una historia- en el limbo.
Porque en CUDECOM se juega mucho más que la conservación de una estructura, está en juego la capacidad de Bogotá para valorarse a sí misma y para construir su futuro con respeto a su pasado. En el libro se presenta una encuesta, unas serie de tipologías y reflexiones finales.
En el corazón de Bogotá, entre el bullicio del centro y el permanente cambio urbano, se erige una paradoja arquitectónica y cultural llamada CUDECOM. Este edificio, símbolo de innovación y un milagro de la ingeniería colombiana, protagonizó una hazaña única: en 1974 fue trasladado 29 metros sin perder su integridad estructural, desafiando las normas y limitaciones técnicas de su época. Un verdadero "edificio que caminó", un hito que debería ser motivo de orgullo para la ciudad y su gente.
Sin embargo, lejos de ser celebrado y preservado, CUDECOM ha sido condenado al abandono, convertido en un patrimonio fantasma que se oxida física y simbólicamente. Su historia es de un progreso a medias, de una memoria colectiva que se diluye en la indiferencia institucional y social. Un edificio que se movió para abrir paso al desarrollo, pero que terminó corriéndose hacia el olvido. Este texto propone rescatar esas historias invisibilizadas, poner el foco en un patrimonio que, aunque silencioso, grita en ruinas.
CUDECOM no es solo un bloque de concreto que se desplaza, es un espejo que refleja las contradicciones de una ciudad que aplaude la innovación, pero no sabe cómo conservarla, que se jacta de su pasado, pero lo desatiende.¿Por qué un logro de ingeniería tan significativo está relegado a la marginalidad urbana? ¿Cómo es posible que un edificio que "caminó" no haya logrado mantenerse en el movimiento del tiempo, sino que haya quedado paralizado en la apatía? Estas preguntas no solo son una crítica a la gestión del patrimonio, sino un llamado urgente a repensar la relación de Bogotá con su historia y con sus espacios.
Rescatar a CUDECOM es rescatar una parte de la identidad de la ciudad. Es reconocer que el patrimonio no debe ser un objeto estático, destinado a ser observado solo en fotos antiguas o en posts virales, sino un componente vivo del tejido urbano, un lugar de memoria y de diálogo. En esta búsqueda, conviene mirar más allá del concreto y el acero, para entender el significado de lo que es dejar un edificio -y una historia- en el limbo.
Porque en CUDECOM se juega mucho más que la conservación de una estructura, está en juego la capacidad de Bogotá para valorarse a sí misma y para construir su futuro con respeto a su pasado. En el libro se presenta una encuesta, unas serie de tipologías y reflexiones finales.