Littérature d'Espagne du Siècle d'or à aujourd'hui
Todo al Vuelo. .

Par : Rubén Darío

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  • Nombre de pages156
  • PrésentationBroché
  • Poids0.254 kg
  • Dimensions17,0 cm × 22,0 cm × 0,9 cm
  • ISBN979-10-418-1305-6
  • EAN9791041813056
  • Date de parution24/06/2023
  • ÉditeurCulturea

Résumé

En la terraza del Valchette, o desde algún banco del Luxemburgo, me fijo singularmente en los exóticos que desfilan. Y me llama sobre todo la atención el negrito del panamá, un negrito negro, negro, con un panamá blanco, blanco. Es un negrito delgado, ágil, simiesco, orgulloso, pretencioso, pintiparado, petimetre, suficiente, contento y como danzante. París contiene varias clases de hijos de Cham, pero este negrito a ninguna de ellas pertenece.
No es, seguramente, el célebre payaso Chocolat, que ha recibido recientemente una medalla por haber ido muchos anos a divertir con saltos y muecas a los ninos pobres de los hospitales y asilos ; no será, por cierto, Koulery Ouníbalo, príncipe Gleglé, hijo del rey Behanzin Cortacabezas, que puede verse reproducido en cera en el Museo Grevin, y del cual príncipe, que ha servido como buen soldado a Francia, no ha vuelto a acordarse el Estado que depusiera a su padre ; no será, de ninguna manera, el diputado por la Guadalupe, Legitimus, que ha pasado ya los anos de la alegre juventud ; no será, sobre todo, el estupendo Johnson, que desquijarró a Jeffries en Yanquilandia y cuyo retrato y "sonrisa de oro" han popularizado las gacetas.
¿Quién será, entonces, este negrito pintiparado que camina en se dandinant ; y dodelinant de la tête ? A veces va solo ; a veces con otros companeros de color, pero que no tienen sus manifestaciones de holgura ni su cándido jipijapa ; a veces, en companía de una moza pizpireta del quartier, una de esas trabadas calipigias que andan hoy por la moda en perpetua gymkana.
En la terraza del Valchette, o desde algún banco del Luxemburgo, me fijo singularmente en los exóticos que desfilan. Y me llama sobre todo la atención el negrito del panamá, un negrito negro, negro, con un panamá blanco, blanco. Es un negrito delgado, ágil, simiesco, orgulloso, pretencioso, pintiparado, petimetre, suficiente, contento y como danzante. París contiene varias clases de hijos de Cham, pero este negrito a ninguna de ellas pertenece.
No es, seguramente, el célebre payaso Chocolat, que ha recibido recientemente una medalla por haber ido muchos anos a divertir con saltos y muecas a los ninos pobres de los hospitales y asilos ; no será, por cierto, Koulery Ouníbalo, príncipe Gleglé, hijo del rey Behanzin Cortacabezas, que puede verse reproducido en cera en el Museo Grevin, y del cual príncipe, que ha servido como buen soldado a Francia, no ha vuelto a acordarse el Estado que depusiera a su padre ; no será, de ninguna manera, el diputado por la Guadalupe, Legitimus, que ha pasado ya los anos de la alegre juventud ; no será, sobre todo, el estupendo Johnson, que desquijarró a Jeffries en Yanquilandia y cuyo retrato y "sonrisa de oro" han popularizado las gacetas.
¿Quién será, entonces, este negrito pintiparado que camina en se dandinant ; y dodelinant de la tête ? A veces va solo ; a veces con otros companeros de color, pero que no tienen sus manifestaciones de holgura ni su cándido jipijapa ; a veces, en companía de una moza pizpireta del quartier, una de esas trabadas calipigias que andan hoy por la moda en perpetua gymkana.
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