Tradiciones fielmente conservadas y ciertos documentos comerciales, que podrían llamarse el Archivo Histórico de la familia de Cordero, convienen en que Dona Robustiana de los Toros de Guisando, esposa del héroe de Boteros, falleció el 11 de Diciembre de 1826. ¿Fue peritonitis, pulmonía matritense o tabardillo pintado lo que arrancó del seno de su amante familia y de las delicias de este valle de lágrimas a tan digna y ejemplar senora ? Este es un terreno oscuro en el cual no ha podido penetrar nuestra investigación ni aun acompanada de todas las luces de la crítica.
Esa pícara Historia, que en tratándose de los reyes y príncipes, no hay cosa trivial ni hecho insignificante que no saque a relucir, no ha tenido una palabra sola para la estupenda hazana de Boteros, ni tampoco para la ocasión lastimosa en que el héroe se quedó viudo con cinco hijos, de los cuales los dos más pequenuelos vinieron al mundo después que el giro de los acontecimientos nos obligó a perder de vista a la familia Cordero.
Tradiciones fielmente conservadas y ciertos documentos comerciales, que podrían llamarse el Archivo Histórico de la familia de Cordero, convienen en que Dona Robustiana de los Toros de Guisando, esposa del héroe de Boteros, falleció el 11 de Diciembre de 1826. ¿Fue peritonitis, pulmonía matritense o tabardillo pintado lo que arrancó del seno de su amante familia y de las delicias de este valle de lágrimas a tan digna y ejemplar senora ? Este es un terreno oscuro en el cual no ha podido penetrar nuestra investigación ni aun acompanada de todas las luces de la crítica.
Esa pícara Historia, que en tratándose de los reyes y príncipes, no hay cosa trivial ni hecho insignificante que no saque a relucir, no ha tenido una palabra sola para la estupenda hazana de Boteros, ni tampoco para la ocasión lastimosa en que el héroe se quedó viudo con cinco hijos, de los cuales los dos más pequenuelos vinieron al mundo después que el giro de los acontecimientos nos obligó a perder de vista a la familia Cordero.