Una tarde del mes de Mayo fui a ver a Eloísa con firme propósito de hablarle enérgicamente. No la encontré. Estaba en no sé qué iglesia, pues por aquel tiempo se le desarrolló la manía filantrópico-religioso-teatral, y se consagraba con mucha alma, en companía de otras damas, a reunir fondos para las víctimas de la inundación. Lo mismo manipulaba funciones de ópera y zarzuela que lucidas festividades católicas, en las cuales las mesas de tapete rojo, sustentando la bandejona llena de monedas, hacían el principal papel.
También inventaba rifas o tómbolas que producían mucho dinero. Se me figuró que había transmigrado a ella el ánima propagandista del desventurado Carrillo. Casi todos los días había en su casa junta de senoras para distribuir dinero y disponer nuevos arbitrios con que aliviar la suerte de las pobres víctimas. Por eso aquel día no la pude ver ; de tarde porque estaba en el petitorio, de noche porque había junta, y francamente, no tenía yo maldita gana de asistir a un femenino congreso ni oír a las oradoras.
La junta terminaba a las doce, y de esta hora en adelante bien podía ver a Eloísa ; pero no me gustaba pasar allí la noche, y me iba con más gusto a la soledad de mi casa. Al día siguiente creía no encontrarla tampoco ; pero sí la encontré. Hízose la enojada por ausencias, púsome cara de mimos, de resentimiento y celos. ¡Desdichada ! ¡Venirme a mí con tales músicas ! ... "Tengo que hablarte" , le dije de buenas a primeras, encerrándome con ella en su gabinete, lleno de preciosidades, que valían una fortuna.
Allí estaba escrito con caracteres de porcelana y seda el funesto caso de la disminución de mi capital.
Una tarde del mes de Mayo fui a ver a Eloísa con firme propósito de hablarle enérgicamente. No la encontré. Estaba en no sé qué iglesia, pues por aquel tiempo se le desarrolló la manía filantrópico-religioso-teatral, y se consagraba con mucha alma, en companía de otras damas, a reunir fondos para las víctimas de la inundación. Lo mismo manipulaba funciones de ópera y zarzuela que lucidas festividades católicas, en las cuales las mesas de tapete rojo, sustentando la bandejona llena de monedas, hacían el principal papel.
También inventaba rifas o tómbolas que producían mucho dinero. Se me figuró que había transmigrado a ella el ánima propagandista del desventurado Carrillo. Casi todos los días había en su casa junta de senoras para distribuir dinero y disponer nuevos arbitrios con que aliviar la suerte de las pobres víctimas. Por eso aquel día no la pude ver ; de tarde porque estaba en el petitorio, de noche porque había junta, y francamente, no tenía yo maldita gana de asistir a un femenino congreso ni oír a las oradoras.
La junta terminaba a las doce, y de esta hora en adelante bien podía ver a Eloísa ; pero no me gustaba pasar allí la noche, y me iba con más gusto a la soledad de mi casa. Al día siguiente creía no encontrarla tampoco ; pero sí la encontré. Hízose la enojada por ausencias, púsome cara de mimos, de resentimiento y celos. ¡Desdichada ! ¡Venirme a mí con tales músicas ! ... "Tengo que hablarte" , le dije de buenas a primeras, encerrándome con ella en su gabinete, lleno de preciosidades, que valían una fortuna.
Allí estaba escrito con caracteres de porcelana y seda el funesto caso de la disminución de mi capital.