Toca mi libertad no es una memoria de guerra, ni un panfleto político, ni un manual de supervivencia. Es la confesión grotesca de un antihéroe, un tipo que reconoce que no es héroe, ni traidor, solo un vivo cagado de miedo. Escrito con humor ácido, bombas de cultura pop y momentos de sinceridad brutal, el libro lanza las únicas preguntas que importan: ¿Quién pelea? ¿Quién paga? ¿Quién sobrevive? No es un llamado a las armas - es un llamado a la honestidad.
Un stand-up que se derrumba en monólogo existencial, un diario donde los remates saben a bilis. Toca mi libertad es literatura en su estado más crudo: divertida, furiosa y dolorosamente humana.
Toca mi libertad no es una memoria de guerra, ni un panfleto político, ni un manual de supervivencia. Es la confesión grotesca de un antihéroe, un tipo que reconoce que no es héroe, ni traidor, solo un vivo cagado de miedo. Escrito con humor ácido, bombas de cultura pop y momentos de sinceridad brutal, el libro lanza las únicas preguntas que importan: ¿Quién pelea? ¿Quién paga? ¿Quién sobrevive? No es un llamado a las armas - es un llamado a la honestidad.
Un stand-up que se derrumba en monólogo existencial, un diario donde los remates saben a bilis. Toca mi libertad es literatura en su estado más crudo: divertida, furiosa y dolorosamente humana.