Presiento que mi vida está a punto de dar un giro inesperado. La empresa en la que trabajo atraviesa momentos difíciles, y la reunión programada para hoy podría definir el incierto futuro de todos los que formamos parte de ella. Los nervios me invaden desde primera hora, y esa tensión me juega una mala pasada. Apenas pongo un pie en las instalaciones de la fábrica, termino chocando mi querida moto contra un coche que no reconozco.
A partir de ese instante, todo se complica de formas que jamás habría imaginado. ¿Cómo iba a saber que el propietario de ese lujoso vehículo era, nada más y nada menos, que mi nuevo jefe? Y, por cierto, qué jefe. El irlandés resulta ser una presencia magnética, difícil de ignorar, y pronto se convierte en una tentación que se instala en mi mente sin pedir permiso. Por más que intento concentrarme, no consigo sacarlo de mis pensamientos.
Presiento que mi vida está a punto de dar un giro inesperado. La empresa en la que trabajo atraviesa momentos difíciles, y la reunión programada para hoy podría definir el incierto futuro de todos los que formamos parte de ella. Los nervios me invaden desde primera hora, y esa tensión me juega una mala pasada. Apenas pongo un pie en las instalaciones de la fábrica, termino chocando mi querida moto contra un coche que no reconozco.
A partir de ese instante, todo se complica de formas que jamás habría imaginado. ¿Cómo iba a saber que el propietario de ese lujoso vehículo era, nada más y nada menos, que mi nuevo jefe? Y, por cierto, qué jefe. El irlandés resulta ser una presencia magnética, difícil de ignorar, y pronto se convierte en una tentación que se instala en mi mente sin pedir permiso. Por más que intento concentrarme, no consigo sacarlo de mis pensamientos.