El tiburón que se volvió vegetariano

Par : DAVID FRANCISCO CAMARGO HERNÁN
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  • FormatePub
  • ISBN8201341961
  • EAN9798201341961
  • Date de parution26/08/2021
  • Protection num.pas de protection
  • Infos supplémentairesepub
  • ÉditeurJL

Résumé

Un tiburón salió en busca de su alimento que consistía en peces, crustáceos, moluscos y tortugas etc. Cazaba sigilosamente, y lo primero que hacía era detectar a sus presas a grandes distancias, gracias a las vibraciones que producían en el agua, siendo detectadas por el gran escualo. Era capaz de olfatear una gota de sangre a muchos kilómetros. Sus preferencias variaban dependiendo de la zona donde estuviera su alimento.
Cierto día salió muy hambriento, pero no pudo alimentarse, porque había muchos cazadores de tiburones. Se dio cuenta que los perseguidores sabían de sus gustos, por lo que ir en busca de comida se constituía en una trampa mortal. Con el paso de los días y en vista de tal situación decidió cambiar de menú, volviéndose vegetariano. Al comienzo fue bastante complicado, pero, tenía sus ventajas porque el pescado que últimamente había consumido ya no sabía igual contenía plástico.
Desafortunadamente los mares habían sido contaminados por residuos sólidos que los peces tragaban generando una falsa llenura hasta morir de hambre, ya que los plásticos acumulados en el aparato digestivo creaban una sensación de saciedad que hacía que el animal dejara de comer. Causaban obstrucción de las vías respiratorias, heridas y perforaciones del sistema digestivo e incluso dañaban los órganos externos.
Por tal razón fue que el tiburón decidió consumir plancton y toda clase de algas que se encontraban en los mares. Cada vez se hacía más dificultosa la pitanza ya que por todas partes se encontraban desechos tóxicos arrojados por los humanos. Era consciente el peligro que corrían las futuras generaciones de peces marinos, por lo que se ingenió una estrategia para evitar que continuaran deteriorando su hábitat.
Pasó de ser presa a cazador, y a cuanto humano veía en acciones de pesca lo atacaba. Entrenó a un grupo de escualos para derribar embarcaciones, colocando trampas, enredar las naves y romper sus cascos haciéndolas naufragar, con la ayuda de los peces martillo y espada. Así comienza este cuento que no es cuento y por eso lo cuento.
Un tiburón salió en busca de su alimento que consistía en peces, crustáceos, moluscos y tortugas etc. Cazaba sigilosamente, y lo primero que hacía era detectar a sus presas a grandes distancias, gracias a las vibraciones que producían en el agua, siendo detectadas por el gran escualo. Era capaz de olfatear una gota de sangre a muchos kilómetros. Sus preferencias variaban dependiendo de la zona donde estuviera su alimento.
Cierto día salió muy hambriento, pero no pudo alimentarse, porque había muchos cazadores de tiburones. Se dio cuenta que los perseguidores sabían de sus gustos, por lo que ir en busca de comida se constituía en una trampa mortal. Con el paso de los días y en vista de tal situación decidió cambiar de menú, volviéndose vegetariano. Al comienzo fue bastante complicado, pero, tenía sus ventajas porque el pescado que últimamente había consumido ya no sabía igual contenía plástico.
Desafortunadamente los mares habían sido contaminados por residuos sólidos que los peces tragaban generando una falsa llenura hasta morir de hambre, ya que los plásticos acumulados en el aparato digestivo creaban una sensación de saciedad que hacía que el animal dejara de comer. Causaban obstrucción de las vías respiratorias, heridas y perforaciones del sistema digestivo e incluso dañaban los órganos externos.
Por tal razón fue que el tiburón decidió consumir plancton y toda clase de algas que se encontraban en los mares. Cada vez se hacía más dificultosa la pitanza ya que por todas partes se encontraban desechos tóxicos arrojados por los humanos. Era consciente el peligro que corrían las futuras generaciones de peces marinos, por lo que se ingenió una estrategia para evitar que continuaran deteriorando su hábitat.
Pasó de ser presa a cazador, y a cuanto humano veía en acciones de pesca lo atacaba. Entrenó a un grupo de escualos para derribar embarcaciones, colocando trampas, enredar las naves y romper sus cascos haciéndolas naufragar, con la ayuda de los peces martillo y espada. Así comienza este cuento que no es cuento y por eso lo cuento.
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