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Erase el año 2060. Finalizada la tercera guerra mundial, el Presidente de la Unión Europea es electo Presidente Mundial, instaurando una dictadura. Entre sus primeras medidas destacan: la promulgación de la constitución universal, el control del sistema de producción alimentaria y de medicinas, la eliminación de los derechos de propiedad intelectual, la intervención de los mercados financieros y la disolución de la Organización de las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
Aunque surge un grupo rebelde denominado Liberación, con operaciones clandestinas en varias regiones, el cual inicia una guerra de guerrillas contra el gobierno autoritario. No obstante, debido a sus logros económicos y excepcional popularidad, el Presidente de la Tierra es reelecto para un segundo (2072) y tercer período (2084). Cinco años después, surgió una grave crisis económica, sin precedentes en la historia humana.
Sorprendentemente, cayó la producción de alimentos, medicinas, materias primas e hidrocarburos, frente a una población mundial que superaba los 12.000 millones de personas. Esta recesión fortaleció a Liberación, propició el estallido de la cuarta guerra mundial y determinó el fin del imperio global. En el año 2228, los científicos disidentes analizan las causas de la descomunal crisis económica y llegan a un acuerdo con los dirigentes de Liberación para viajar a través del tiempo y realizar modificaciones a la historia, evitando el establecimiento del gobierno dictatorial global, el surgimiento de las dos últimas guerras mundiales y el colapso económico-financiero del siglo XXI.
A pesar que la tecnología lo permite, por razones éticas, los científicos disidentes se niegan a modificar las creencias de las personas. Sin embargo, ellos anhelan que más nunca se subordinen las libertades y los derechos humanos al bienestar colectivo.
