Cuentos desde el Ombligo del Mundo (México)
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- FormatePub
- ISBN8224559633
- EAN9798224559633
- Date de parution18/04/2025
- Protection num.pas de protection
- Infos supplémentairesepub
- ÉditeurVirtued Press
Résumé
México, llamado también el "ombligo del mundo", ha sido desde tiempos ancestrales un lugar de misterio y maravilla, donde se cruzan lo tangible y lo místico, lo histórico y lo onírico. Para muchos, México evoca la geografía y el orgullo que nace de antiguas creencias mesoamericanas, en particular de la cultura Mexica, que situaba su gran capital, Tenochtitlán, en el centro espiritual y físico del universo.
Cuentan las leyendas que, guiados por su dios Huitzilopochtli, los Mexicas fundaron su ciudad en el lago de Texcoco, donde encontraron un águila posada sobre un nopal, devorando una serpiente. Esta imagen poderosa, hoy en el escudo nacional, fue vista como un símbolo divino: Tenochtitlán sería el punto donde las raíces humanas alcanzarían el cielo y la tierra, para lograr la unión de la dualidad. En ese espacio, en ese "ombligo", la vida y la muerte, los dioses y los mortales, podían coexistir, conectando a México con el cosmos entero.
Esta cosmovisión mesoamericana también nos cuenta de un universo dividido en cuatro direcciones. En el centro de esos puntos cardinales -el lugar del equilibrio y de los sueños- se hallaba México. Desde allí, las culturas antiguas interpretaban la vida, la muerte y la creación como ciclos que se renovaban. Mucho antes de Tenochtitlán, en el Valle de México, Teotihuacán ya alzaba sus pirámides, enigmáticas y majestuosas.
Esta ciudad sagrada, según los mitos, fue el lugar donde los dioses se reunieron para crear el sol y la luna, dando inicio al tiempo y a la vida. Aquí se encontraba el origen del mundo tal como lo conocían, y desde sus templos, en el mismo centro del cosmos, los dioses y los hombres trazaron la ruta del destino. México, entonces, era y es la tierra donde el tiempo y el espacio se entrelazan en los mitos y donde el espíritu del hombre y los dioses se encuentran en cada rincón.
Geográficamente, México también es un puente: une América del Norte con América Central, conecta a los pueblos con sus raíces antiguas y les abre puertas a nuevos horizontes. Es una tierra de enlace y de tránsito obligado para los viajeros conocedores, de encuentro y de cruce, donde los ecos de los antiguos pueblos aún resuenan entre los valles y las montañas. En estas páginas, el lector se adentrará en cuentos mexicanos llenos de surrealismo, relatos que retoman estas ideas y las vuelven a vestir con los colores y las voces de la modernidad.
Aquí los dioses pasean por las calles, las leyendas antiguas toman vida en los sueños y las montañas susurran secretos milenarios. Cada historia es un reflejo de la riqueza y el misterio que han hecho de México un lugar donde el realismo mágico brota naturalmente de la tierra y los espíritus del pasado siguen guiando nuestros pasos. Bienvenido a este viaje al "ombligo del mundo, " donde el tiempo es un círculo y los relatos son puertas a otros mundos.
Ojalá éstos relatos sean la semilla que inspire a grandes y pequeños a soñar y crear un México mejor.
Cuentan las leyendas que, guiados por su dios Huitzilopochtli, los Mexicas fundaron su ciudad en el lago de Texcoco, donde encontraron un águila posada sobre un nopal, devorando una serpiente. Esta imagen poderosa, hoy en el escudo nacional, fue vista como un símbolo divino: Tenochtitlán sería el punto donde las raíces humanas alcanzarían el cielo y la tierra, para lograr la unión de la dualidad. En ese espacio, en ese "ombligo", la vida y la muerte, los dioses y los mortales, podían coexistir, conectando a México con el cosmos entero.
Esta cosmovisión mesoamericana también nos cuenta de un universo dividido en cuatro direcciones. En el centro de esos puntos cardinales -el lugar del equilibrio y de los sueños- se hallaba México. Desde allí, las culturas antiguas interpretaban la vida, la muerte y la creación como ciclos que se renovaban. Mucho antes de Tenochtitlán, en el Valle de México, Teotihuacán ya alzaba sus pirámides, enigmáticas y majestuosas.
Esta ciudad sagrada, según los mitos, fue el lugar donde los dioses se reunieron para crear el sol y la luna, dando inicio al tiempo y a la vida. Aquí se encontraba el origen del mundo tal como lo conocían, y desde sus templos, en el mismo centro del cosmos, los dioses y los hombres trazaron la ruta del destino. México, entonces, era y es la tierra donde el tiempo y el espacio se entrelazan en los mitos y donde el espíritu del hombre y los dioses se encuentran en cada rincón.
Geográficamente, México también es un puente: une América del Norte con América Central, conecta a los pueblos con sus raíces antiguas y les abre puertas a nuevos horizontes. Es una tierra de enlace y de tránsito obligado para los viajeros conocedores, de encuentro y de cruce, donde los ecos de los antiguos pueblos aún resuenan entre los valles y las montañas. En estas páginas, el lector se adentrará en cuentos mexicanos llenos de surrealismo, relatos que retoman estas ideas y las vuelven a vestir con los colores y las voces de la modernidad.
Aquí los dioses pasean por las calles, las leyendas antiguas toman vida en los sueños y las montañas susurran secretos milenarios. Cada historia es un reflejo de la riqueza y el misterio que han hecho de México un lugar donde el realismo mágico brota naturalmente de la tierra y los espíritus del pasado siguen guiando nuestros pasos. Bienvenido a este viaje al "ombligo del mundo, " donde el tiempo es un círculo y los relatos son puertas a otros mundos.
Ojalá éstos relatos sean la semilla que inspire a grandes y pequeños a soñar y crear un México mejor.
México, llamado también el "ombligo del mundo", ha sido desde tiempos ancestrales un lugar de misterio y maravilla, donde se cruzan lo tangible y lo místico, lo histórico y lo onírico. Para muchos, México evoca la geografía y el orgullo que nace de antiguas creencias mesoamericanas, en particular de la cultura Mexica, que situaba su gran capital, Tenochtitlán, en el centro espiritual y físico del universo.
Cuentan las leyendas que, guiados por su dios Huitzilopochtli, los Mexicas fundaron su ciudad en el lago de Texcoco, donde encontraron un águila posada sobre un nopal, devorando una serpiente. Esta imagen poderosa, hoy en el escudo nacional, fue vista como un símbolo divino: Tenochtitlán sería el punto donde las raíces humanas alcanzarían el cielo y la tierra, para lograr la unión de la dualidad. En ese espacio, en ese "ombligo", la vida y la muerte, los dioses y los mortales, podían coexistir, conectando a México con el cosmos entero.
Esta cosmovisión mesoamericana también nos cuenta de un universo dividido en cuatro direcciones. En el centro de esos puntos cardinales -el lugar del equilibrio y de los sueños- se hallaba México. Desde allí, las culturas antiguas interpretaban la vida, la muerte y la creación como ciclos que se renovaban. Mucho antes de Tenochtitlán, en el Valle de México, Teotihuacán ya alzaba sus pirámides, enigmáticas y majestuosas.
Esta ciudad sagrada, según los mitos, fue el lugar donde los dioses se reunieron para crear el sol y la luna, dando inicio al tiempo y a la vida. Aquí se encontraba el origen del mundo tal como lo conocían, y desde sus templos, en el mismo centro del cosmos, los dioses y los hombres trazaron la ruta del destino. México, entonces, era y es la tierra donde el tiempo y el espacio se entrelazan en los mitos y donde el espíritu del hombre y los dioses se encuentran en cada rincón.
Geográficamente, México también es un puente: une América del Norte con América Central, conecta a los pueblos con sus raíces antiguas y les abre puertas a nuevos horizontes. Es una tierra de enlace y de tránsito obligado para los viajeros conocedores, de encuentro y de cruce, donde los ecos de los antiguos pueblos aún resuenan entre los valles y las montañas. En estas páginas, el lector se adentrará en cuentos mexicanos llenos de surrealismo, relatos que retoman estas ideas y las vuelven a vestir con los colores y las voces de la modernidad.
Aquí los dioses pasean por las calles, las leyendas antiguas toman vida en los sueños y las montañas susurran secretos milenarios. Cada historia es un reflejo de la riqueza y el misterio que han hecho de México un lugar donde el realismo mágico brota naturalmente de la tierra y los espíritus del pasado siguen guiando nuestros pasos. Bienvenido a este viaje al "ombligo del mundo, " donde el tiempo es un círculo y los relatos son puertas a otros mundos.
Ojalá éstos relatos sean la semilla que inspire a grandes y pequeños a soñar y crear un México mejor.
Cuentan las leyendas que, guiados por su dios Huitzilopochtli, los Mexicas fundaron su ciudad en el lago de Texcoco, donde encontraron un águila posada sobre un nopal, devorando una serpiente. Esta imagen poderosa, hoy en el escudo nacional, fue vista como un símbolo divino: Tenochtitlán sería el punto donde las raíces humanas alcanzarían el cielo y la tierra, para lograr la unión de la dualidad. En ese espacio, en ese "ombligo", la vida y la muerte, los dioses y los mortales, podían coexistir, conectando a México con el cosmos entero.
Esta cosmovisión mesoamericana también nos cuenta de un universo dividido en cuatro direcciones. En el centro de esos puntos cardinales -el lugar del equilibrio y de los sueños- se hallaba México. Desde allí, las culturas antiguas interpretaban la vida, la muerte y la creación como ciclos que se renovaban. Mucho antes de Tenochtitlán, en el Valle de México, Teotihuacán ya alzaba sus pirámides, enigmáticas y majestuosas.
Esta ciudad sagrada, según los mitos, fue el lugar donde los dioses se reunieron para crear el sol y la luna, dando inicio al tiempo y a la vida. Aquí se encontraba el origen del mundo tal como lo conocían, y desde sus templos, en el mismo centro del cosmos, los dioses y los hombres trazaron la ruta del destino. México, entonces, era y es la tierra donde el tiempo y el espacio se entrelazan en los mitos y donde el espíritu del hombre y los dioses se encuentran en cada rincón.
Geográficamente, México también es un puente: une América del Norte con América Central, conecta a los pueblos con sus raíces antiguas y les abre puertas a nuevos horizontes. Es una tierra de enlace y de tránsito obligado para los viajeros conocedores, de encuentro y de cruce, donde los ecos de los antiguos pueblos aún resuenan entre los valles y las montañas. En estas páginas, el lector se adentrará en cuentos mexicanos llenos de surrealismo, relatos que retoman estas ideas y las vuelven a vestir con los colores y las voces de la modernidad.
Aquí los dioses pasean por las calles, las leyendas antiguas toman vida en los sueños y las montañas susurran secretos milenarios. Cada historia es un reflejo de la riqueza y el misterio que han hecho de México un lugar donde el realismo mágico brota naturalmente de la tierra y los espíritus del pasado siguen guiando nuestros pasos. Bienvenido a este viaje al "ombligo del mundo, " donde el tiempo es un círculo y los relatos son puertas a otros mundos.
Ojalá éstos relatos sean la semilla que inspire a grandes y pequeños a soñar y crear un México mejor.





