Las rosas de Stalin

Par : Monika Zgustova
  • Paiement en ligne :
    • Livraison à domicile ou en point Mondial Relay indisponible
    • Retrait Click and Collect en magasin gratuit
  • Réservation en ligne avec paiement en magasin :
    • Indisponible pour réserver et payer en magasin
  • Nombre de pages329
  • PrésentationRelié
  • FormatGrand Format
  • Poids0.48 kg
  • Dimensions13,6 cm × 21,3 cm × 2,4 cm
  • ISBN978-84-16495-39-9
  • EAN9788416495399
  • Date de parution01/05/2016
  • ÉditeurGalaxia Gutenberg

Résumé

Svetlana Allilúyeva fue la hija única del dictador soviético. Y su destino pareció reunir las peores catástrofes. Su madre se suicidó cuando Svetlana tenía seis anos, harta de la convivencia con su esposo. A los dieciséis Svetlana se enamoró de un cineasta judío, a quien su padre envió al gulag. Más tarde, en 1963, se enamoró de nuevo, en esta ocasión de un intelectual de izquierdas hindú, y cuando él murió Svetlana quiso llevar sus cenizas a la India.
Una vez allí, solicitó asilo político a través de la embajada de Estados Unidos. Al llegar a Nueva York pensaba haber alcanzado por fin la libertad. Pero era el momento álgido de la guerra fría, y Svetlana se convirtió en uno de los principales objetivos para los servicios secretos norteamericanos y soviéticos. ¿Era una traidora al sueno comunista ? ¿O una espía enviada por Moscú bajo la apariencia de una mujer desquiciada ? ¿Cómo iba la CIA a dejar pasar un testimonio tan abrumador de denuncia del régimen soviético sin utilizarlo a su conveniencia ? En vez de la libertad, Svetlana es sometida a nuevas formas de vigilancia.
A pesar de todo, en Estados Unidos se hizo rica con su famoso libro Veinte cartas aun amigo. Pero cada vez que lograba la estabilidad algo venía a perturbarla cuando no era ella misma. Su vida fue siempre una lucha para huir de la sombra de su padre y de los fantasmas del pasado hasta su muerte en 2011 en Wisconsin.
Svetlana Allilúyeva fue la hija única del dictador soviético. Y su destino pareció reunir las peores catástrofes. Su madre se suicidó cuando Svetlana tenía seis anos, harta de la convivencia con su esposo. A los dieciséis Svetlana se enamoró de un cineasta judío, a quien su padre envió al gulag. Más tarde, en 1963, se enamoró de nuevo, en esta ocasión de un intelectual de izquierdas hindú, y cuando él murió Svetlana quiso llevar sus cenizas a la India.
Una vez allí, solicitó asilo político a través de la embajada de Estados Unidos. Al llegar a Nueva York pensaba haber alcanzado por fin la libertad. Pero era el momento álgido de la guerra fría, y Svetlana se convirtió en uno de los principales objetivos para los servicios secretos norteamericanos y soviéticos. ¿Era una traidora al sueno comunista ? ¿O una espía enviada por Moscú bajo la apariencia de una mujer desquiciada ? ¿Cómo iba la CIA a dejar pasar un testimonio tan abrumador de denuncia del régimen soviético sin utilizarlo a su conveniencia ? En vez de la libertad, Svetlana es sometida a nuevas formas de vigilancia.
A pesar de todo, en Estados Unidos se hizo rica con su famoso libro Veinte cartas aun amigo. Pero cada vez que lograba la estabilidad algo venía a perturbarla cuando no era ella misma. Su vida fue siempre una lucha para huir de la sombra de su padre y de los fantasmas del pasado hasta su muerte en 2011 en Wisconsin.