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Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa. Sin embargo, poco se sabe de los sentimientos u opiniones de un hombre de tales condiciones cuando entra a formar parte de un vecindario. Esta verdad está tan arraigada en las mentes de algunas de las familias que lo rodean, que algunas le consideran de su legítima propiedad y otras de la de sus hijas.
--Mi querido senor Bennet --le dijo un día su esposa--, ¿sabías que, por fin, se ha alquilado Netherfield Park ? El senor Bennet respondió que no. --Pues así es --insistió ella-- ; la senora Long ha estado aquí hace un momento y me lo ha contado todo. El senor Bennet no hizo ademán de contestar. --¿No quieres saber quién lo ha alquilado ? --se impacientó su esposa. -- Eres tú la que quieres contármelo, y yo no tengo inconveniente en oírlo.
Esta sugerencia le fue suficiente. --Pues sabrás, querido, que la senora Long dice que Netherfield ha sido alquilado por un joven muy rico del norte de Inglaterra ; que vino el lunes en un landó de cuatro caballos para ver el lugar ; y que se quedó tan encantado con él que inmediatamente llegó a un acuerdo con el senor Morris ; que antes de San Miguel vendrá a ocuparlo ; y que algunos de sus criados estarán en la casa a finales de la semana que viene.