Littérature d'Espagne du Siècle d'or à aujourd'hui
Los Escritos Irreverentes. .

Par : Mark Twain

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  • Nombre de pages72
  • PrésentationBroché
  • Poids0.129 kg
  • Dimensions17,0 cm × 22,0 cm × 0,4 cm
  • ISBN979-10-418-1145-8
  • EAN9791041811458
  • Date de parution11/06/2023
  • ÉditeurCulturea

Résumé

El Creador estaba sentado en su trono, pensando. A sus espaldas se extendía el ilimitado continente del cielo, impregnado en un glorioso resplandor de luz y color ; y ante El se elevaba, como un muro, la negra noche del Espacio. Su poderosa mole se alzaba hacia el cenit robusta como una montana coronada por su divina cabeza, que relucía como un sol distante. A sus pies se erguían tres personajes colosales, disminuidos por contraste casi hasta la extinción ; eran los arcángeles, cuyas cabezas le llegaban a la altura del tobillo.
Cuando el Creador terminó de pensar, dijo : -He pensado. ¡Mirad ! Levantó la mano y de ella surgió un chorro de fuego pulverizado, un millón de soles fabulosos que hendieron y surcaron la oscuridad, alejándose y alejándose, menguando en tamano y brillo al penetrar los distantes confines del Espacio, hasta convertirse en minúsculos diamantes refulgiendo bajo la inmensa bóveda del universo. Al cabo de una hora, el Gran Consejo se disolvió.
Impresionados y pensativos, los miembros se alejaron de la Presencia y se retiraron a un lugar privado para poder hablar con libertad. Ninguno de los tres parecía dispuesto a iniciar la conversación, prefiriendo que lo hiciera algún otro. Todos deseaban ardientemente discutir el gran acontecimiento, pero no deseaban comprometerse hasta saber cómo lo valoraban los demás. Así que hubo un cruce de palabras vagas y titubeantes sobre temas sin importancia ; y aquello se prolongó tediosamente sin llegar a ninguna parte, hasta que finalmente el arcángel Satán se armó de valor -cosa de la que estaba sobradamente aprovisionado- y rompió el hielo.
El Creador estaba sentado en su trono, pensando. A sus espaldas se extendía el ilimitado continente del cielo, impregnado en un glorioso resplandor de luz y color ; y ante El se elevaba, como un muro, la negra noche del Espacio. Su poderosa mole se alzaba hacia el cenit robusta como una montana coronada por su divina cabeza, que relucía como un sol distante. A sus pies se erguían tres personajes colosales, disminuidos por contraste casi hasta la extinción ; eran los arcángeles, cuyas cabezas le llegaban a la altura del tobillo.
Cuando el Creador terminó de pensar, dijo : -He pensado. ¡Mirad ! Levantó la mano y de ella surgió un chorro de fuego pulverizado, un millón de soles fabulosos que hendieron y surcaron la oscuridad, alejándose y alejándose, menguando en tamano y brillo al penetrar los distantes confines del Espacio, hasta convertirse en minúsculos diamantes refulgiendo bajo la inmensa bóveda del universo. Al cabo de una hora, el Gran Consejo se disolvió.
Impresionados y pensativos, los miembros se alejaron de la Presencia y se retiraron a un lugar privado para poder hablar con libertad. Ninguno de los tres parecía dispuesto a iniciar la conversación, prefiriendo que lo hiciera algún otro. Todos deseaban ardientemente discutir el gran acontecimiento, pero no deseaban comprometerse hasta saber cómo lo valoraban los demás. Así que hubo un cruce de palabras vagas y titubeantes sobre temas sin importancia ; y aquello se prolongó tediosamente sin llegar a ninguna parte, hasta que finalmente el arcángel Satán se armó de valor -cosa de la que estaba sobradamente aprovisionado- y rompió el hielo.
Mark Twain
Mark Twain (1835 - 1910), dont le véritable nom est Samuel Langhorne Clemens, est né dans le Missouri. Orphelin de père à l'âge de douze ans, il exerce plusieurs métiers : typographe, rédacteur dans un journal, pilote de bateau à vapeur sur le Mississipi. Ne voulant pas se battre au côté des sudistes pour le maintien de l'esclavage, il s'enfuit vers les montagnes du Nevada et devient chercheur d'or. A partir de 1864, il exerce l'activité de reporter à San Francisco et se déplace en Europe en tant que correspondant de presse. Romancier, humoriste et essayiste, il décrira avec réalisme et sévérité la société américaine.
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