Littérature d'Espagne du Siècle d'or à aujourd'hui
Cuentos. .

Par : Gabriel Miro

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  • Nombre de pages50
  • PrésentationBroché
  • Poids0.096 kg
  • Dimensions17,0 cm × 22,0 cm × 0,3 cm
  • ISBN979-10-419-3759-2
  • EAN9791041937592
  • Date de parution04/05/2023
  • ÉditeurCulturea

Résumé

Un águila seguía siempre al rebano. Su grito resonaba en todo el ámbito azul del día ; las ovejas se paraban mirándola ; a veces volaba tan terrera que se sentía el ruido de sus plumas y de su pico, y toda su sombra pasaba por los vellones de las reses. Tendíase el pastor encima de la grama ; y se apretaba el ganado contra el penascal del resistero. Todo el hondo era de sol : labranza roja, árboles tiernos, huertas cerradas, caseríos como escombros, caminos hundidos en el horizonte de humo...
El pastor pensó : "Veo más mundo del que podré caminar en mi vida, y él no me ve ; si ahora viniese el hijo del amo, y yo lo despenara, nadie lo sabría, estando delante de tanta tierra". Se revolvía muy contento, hundiendo la nuca en el herbazal ; pero le roía la frente una inquietud como de párpado que quiere abrirse, y alzaba los ojos. Agarrada a las esquinas de un tajo, doblándose toda, le miraba el águila.
El pastor botaba, y maldecía, y apunazaba el aire como un poseído. Crujía su honda, y zumbaba su cayado. Y el águila se iba elevando. Cuando se acostaba en la besana la sombra del monte, el pastor recogía su rebujal ; el mastín sendereaba a los recentales y acudía por las ovejas zagueras. Arriba, despacio y recta volaba el águila, vigilándoles su camino. Toda la soledad estaba para el hombre llena del furor de los ojos del ave flaca y rubia ; se sentía adivinado en sus pensamientos.
¿No hubo palomas enamoradas de hombres y corderos apasionados de mujeres ? Pues el pastor y el águila se aborrecían. "¿Desde dónde estará mirándome ahora ? " , se preguntaba de noche el pastor. Y escondió armadijos cerca de la majada, y les puso cebo de carrona, de tasajo y hasta el pan de su comida.
Un águila seguía siempre al rebano. Su grito resonaba en todo el ámbito azul del día ; las ovejas se paraban mirándola ; a veces volaba tan terrera que se sentía el ruido de sus plumas y de su pico, y toda su sombra pasaba por los vellones de las reses. Tendíase el pastor encima de la grama ; y se apretaba el ganado contra el penascal del resistero. Todo el hondo era de sol : labranza roja, árboles tiernos, huertas cerradas, caseríos como escombros, caminos hundidos en el horizonte de humo...
El pastor pensó : "Veo más mundo del que podré caminar en mi vida, y él no me ve ; si ahora viniese el hijo del amo, y yo lo despenara, nadie lo sabría, estando delante de tanta tierra". Se revolvía muy contento, hundiendo la nuca en el herbazal ; pero le roía la frente una inquietud como de párpado que quiere abrirse, y alzaba los ojos. Agarrada a las esquinas de un tajo, doblándose toda, le miraba el águila.
El pastor botaba, y maldecía, y apunazaba el aire como un poseído. Crujía su honda, y zumbaba su cayado. Y el águila se iba elevando. Cuando se acostaba en la besana la sombra del monte, el pastor recogía su rebujal ; el mastín sendereaba a los recentales y acudía por las ovejas zagueras. Arriba, despacio y recta volaba el águila, vigilándoles su camino. Toda la soledad estaba para el hombre llena del furor de los ojos del ave flaca y rubia ; se sentía adivinado en sus pensamientos.
¿No hubo palomas enamoradas de hombres y corderos apasionados de mujeres ? Pues el pastor y el águila se aborrecían. "¿Desde dónde estará mirándome ahora ? " , se preguntaba de noche el pastor. Y escondió armadijos cerca de la majada, y les puso cebo de carrona, de tasajo y hasta el pan de su comida.