Littérature d'Espagne du Siècle d'or à aujourd'hui
Carlos Broschi. .

Par : Eugène Scribe

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  • Nombre de pages84
  • PrésentationBroché
  • Poids0.147 kg
  • Dimensions17,0 cm × 22,0 cm × 0,5 cm
  • ISBN979-10-419-3708-0
  • EAN9791041937080
  • Date de parution30/04/2023
  • ÉditeurCulturea

Résumé

Entró en el salón una joven y detúvose ante el sofá, donde dormía Juanita con un sueno penoso y agitado. Hacía un calor asfixiante, y la joven abrió con precaución las ventanas del aposento. Desde éstas divisábase la ciudad de Granada y su incomparable vega. A la derecha, y sobre las ruinas de una mezquita, se elevaba la iglesia de santa Elena, frente a la cual un parque a la francesa extendía sus simétricas calles ; magníficas fuentes octógonas dejaban oír el murmullo de sus aguas en los sitios donde se ostentaban en otros tiempos los bellos jardines del Generalife, y en cuyos alminares había flotado el estandarte de los Abencerrajes.
A la sazón, el viejo palacio de los reyes moros servía de morada de retiro, y bien pronto, quizá, de tumba a una joven que dormía, pálida y fatigada, sobre su lecho de dolor. Juanita, condesa de Pópoli, apenas contaba veinticinco anos, y su belleza, célebre en las cortes de Nápoles y de Espana, hizo que los pintores de aquel tiempo le dieran el sobrenombre de la Venus napolitana. Nunca título alguno había sido tan merecido ; porque, a una fisonomía encantadora, reunía una sonrisa tan graciosa, que nada podía resistir a ese encanto indefinible que procede del alma : celestial belleza que los sufrimientos no habían podido alterar ni el tiempo destruir.
Entró en el salón una joven y detúvose ante el sofá, donde dormía Juanita con un sueno penoso y agitado. Hacía un calor asfixiante, y la joven abrió con precaución las ventanas del aposento. Desde éstas divisábase la ciudad de Granada y su incomparable vega. A la derecha, y sobre las ruinas de una mezquita, se elevaba la iglesia de santa Elena, frente a la cual un parque a la francesa extendía sus simétricas calles ; magníficas fuentes octógonas dejaban oír el murmullo de sus aguas en los sitios donde se ostentaban en otros tiempos los bellos jardines del Generalife, y en cuyos alminares había flotado el estandarte de los Abencerrajes.
A la sazón, el viejo palacio de los reyes moros servía de morada de retiro, y bien pronto, quizá, de tumba a una joven que dormía, pálida y fatigada, sobre su lecho de dolor. Juanita, condesa de Pópoli, apenas contaba veinticinco anos, y su belleza, célebre en las cortes de Nápoles y de Espana, hizo que los pintores de aquel tiempo le dieran el sobrenombre de la Venus napolitana. Nunca título alguno había sido tan merecido ; porque, a una fisonomía encantadora, reunía una sonrisa tan graciosa, que nada podía resistir a ese encanto indefinible que procede del alma : celestial belleza que los sufrimientos no habían podido alterar ni el tiempo destruir.