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El arte de las parábolas consiste en saber narrar buenas historias que regalan una lección conmovedora y quedan guardadas en lo profundo del corazón. Con la maestría de aquel que sabe contar historias que transforman, Jordán Solís nos invita a un viaje abundante de sensaciones, emociones, reflexiones- a veces dolorosas- y sobre todo cargadas de la esperanza que se encuentra en el silbo apacible del Espíritu Santo. Cada una de las narraciones de Silbido apacible nos sumerge en experiencias cotidianas que muchas veces nos ha tocado vivir y que, bajo el soplo narrativo que se plantea, nos ayuda a cambiar la perspectiva derrotista y caída por una mirada barnizada con principios eternos.
Entendiendo que la eternidad no está en el más allá, sino que se inició el día en que nacimos de nuevo y dejamos que Jesús viviera en nuestras vidas. Esa conciencia de lo eterno en el metro, en mensajes de WhatsApp, plazas públicas y redes sociales escenifican la presente obra que nos sitúa en el espejo de la apacible sinceridad del Padre bueno. En este trabajo usted no sólo leerá buenas historias, sino que además encontrará la impartición de una vida en los procesos de Dios.
Con libertad, Jordán, nos muestra los matices y lecciones que van desde el dolor de perder un amigo, porque atentó en contra de su vida, del cómo superar las marcas del rechazo o hasta preguntarnos si queremos ser ¿influencer o siervos? Ante esa última pregunta - alerta de spoiler - el autor responde: "La autoridad no viene de un título, sino de cuánta vida de Él hay en nosotros, el ministerio es un servicio y no un rango".
