Nouveauté
Mil ochocientos hielo y muerte
Par : ,Formats :
Disponible dans votre compte client Decitre ou Furet du Nord dès validation de votre commande. Le format ePub est :
- Compatible avec une lecture sur My Vivlio (smartphone, tablette, ordinateur)
- Compatible avec une lecture sur liseuses Vivlio
- Pour les liseuses autres que Vivlio, vous devez utiliser le logiciel Adobe Digital Edition. Non compatible avec la lecture sur les liseuses Kindle, Remarkable et Sony

Notre partenaire de plateforme de lecture numérique où vous retrouverez l'ensemble de vos ebooks gratuitement
Pour en savoir plus sur nos ebooks, consultez notre aide en ligne ici
- FormatePub
- ISBN8232596675
- EAN9798232596675
- Date de parution05/09/2025
- Protection num.pas de protection
- Infos supplémentairesepub
- ÉditeurHamza elmir
Résumé
Un misterio milenario, un idioma que ya muy pocos conocen... Una fantasía histórica que te sorprenderá, vinculando un pasado remoto con la época de la Regencia. Junio de 1816, aunque bien podría haber sido pleno invierno, porque el mundo parece sumido en una oleada de frío inhumano que ha echado a perder casi todas las cosechas. A nivel mundial, se avecina una época de hambre y desesperación, también en la poderosa Inglaterra, en esos momentos gobernada por del príncipe regente, George de Gales, dada la locura de su padre, el rey George III.
Lady Samantha Carlton y su hermana pequeña, que es sordomuda, se encontraban en una situación económica muy complicada cuando les llegó una invitación de lord Walter Bythesea, duque de Reelysh, solicitando que acudan a Reelysh Manor, la mansión familiar -un lugar antiguo, lleno de símbolos extraños y de misterios-, a escuchar una propuesta. El duque, primo en tercer grado del príncipe regente, conoció en tiempos al padre de lady Samantha, el difunto conde de Wellmarth -quien, de hecho, le salvó la vida durante una cacería- y afirma que hablaron de un acuerdo matrimonial respecto a sus hijos.
Por eso, pese a la mala situación en la que se encuentra en esos momentos lady Samantha, ha decidido ser fiel a su palabra. Así, la joven debe casarse con su hijo, lord Henry Bythesea, marqués de Townsend y, de ese modo, las dos hermanas quedarán protegidas por su apellido y su fortuna. Lady Samantha no sabe qué pensar de semejante propuesta, pero sin duda le resulta conveniente y está dispuesta a aceptar.
El problema es que lord Henry es un hombre excéntrico que vive desde hace casi tres años recluido por voluntad propia en el interior del gigantesco laberinto de la mansión, una monstruosidad de unos cuatro mil metros cuadrados -cerca de dos kilómetros de camino enrevesado- en el que se ha maximizado la densidad del trazado con múltiples trampas, giros, vueltas y desvíos, y cuyo plano ya nadie conoce.
Nadie sabe qué le ocurrió, qué pasó para que, un buen día, lord Henry volviese a Reelysh Manor y se encerrase allí. No habla con nadie, no quiere salir y no permite que nadie entre. La gente le tiene miedo. Dicen que ya estaba loco, pero que aquel lugar místico -relacionado con una diosa cuyo nombre se ha perdido, anterior a los tiempos en que los trinovantes habitaban aquellas tierras, antes de ser masacrados tras unirse a la reina Boadicea- ha terminado por cambiar su naturaleza, y ya ni siquiera es un hombre.
No uno, como los demás... La única alternativa que le queda a lady Samantha, empeñada en conseguir una estabilidad para su hermana pequeña, es entrar a buscarle. El problema es que, al internarse en los misterios de Reelysh Manor y su laberinto, no tardará en descubrir que nada de lo que creía cierto en su vida, era verdad...
Lady Samantha Carlton y su hermana pequeña, que es sordomuda, se encontraban en una situación económica muy complicada cuando les llegó una invitación de lord Walter Bythesea, duque de Reelysh, solicitando que acudan a Reelysh Manor, la mansión familiar -un lugar antiguo, lleno de símbolos extraños y de misterios-, a escuchar una propuesta. El duque, primo en tercer grado del príncipe regente, conoció en tiempos al padre de lady Samantha, el difunto conde de Wellmarth -quien, de hecho, le salvó la vida durante una cacería- y afirma que hablaron de un acuerdo matrimonial respecto a sus hijos.
Por eso, pese a la mala situación en la que se encuentra en esos momentos lady Samantha, ha decidido ser fiel a su palabra. Así, la joven debe casarse con su hijo, lord Henry Bythesea, marqués de Townsend y, de ese modo, las dos hermanas quedarán protegidas por su apellido y su fortuna. Lady Samantha no sabe qué pensar de semejante propuesta, pero sin duda le resulta conveniente y está dispuesta a aceptar.
El problema es que lord Henry es un hombre excéntrico que vive desde hace casi tres años recluido por voluntad propia en el interior del gigantesco laberinto de la mansión, una monstruosidad de unos cuatro mil metros cuadrados -cerca de dos kilómetros de camino enrevesado- en el que se ha maximizado la densidad del trazado con múltiples trampas, giros, vueltas y desvíos, y cuyo plano ya nadie conoce.
Nadie sabe qué le ocurrió, qué pasó para que, un buen día, lord Henry volviese a Reelysh Manor y se encerrase allí. No habla con nadie, no quiere salir y no permite que nadie entre. La gente le tiene miedo. Dicen que ya estaba loco, pero que aquel lugar místico -relacionado con una diosa cuyo nombre se ha perdido, anterior a los tiempos en que los trinovantes habitaban aquellas tierras, antes de ser masacrados tras unirse a la reina Boadicea- ha terminado por cambiar su naturaleza, y ya ni siquiera es un hombre.
No uno, como los demás... La única alternativa que le queda a lady Samantha, empeñada en conseguir una estabilidad para su hermana pequeña, es entrar a buscarle. El problema es que, al internarse en los misterios de Reelysh Manor y su laberinto, no tardará en descubrir que nada de lo que creía cierto en su vida, era verdad...
Un misterio milenario, un idioma que ya muy pocos conocen... Una fantasía histórica que te sorprenderá, vinculando un pasado remoto con la época de la Regencia. Junio de 1816, aunque bien podría haber sido pleno invierno, porque el mundo parece sumido en una oleada de frío inhumano que ha echado a perder casi todas las cosechas. A nivel mundial, se avecina una época de hambre y desesperación, también en la poderosa Inglaterra, en esos momentos gobernada por del príncipe regente, George de Gales, dada la locura de su padre, el rey George III.
Lady Samantha Carlton y su hermana pequeña, que es sordomuda, se encontraban en una situación económica muy complicada cuando les llegó una invitación de lord Walter Bythesea, duque de Reelysh, solicitando que acudan a Reelysh Manor, la mansión familiar -un lugar antiguo, lleno de símbolos extraños y de misterios-, a escuchar una propuesta. El duque, primo en tercer grado del príncipe regente, conoció en tiempos al padre de lady Samantha, el difunto conde de Wellmarth -quien, de hecho, le salvó la vida durante una cacería- y afirma que hablaron de un acuerdo matrimonial respecto a sus hijos.
Por eso, pese a la mala situación en la que se encuentra en esos momentos lady Samantha, ha decidido ser fiel a su palabra. Así, la joven debe casarse con su hijo, lord Henry Bythesea, marqués de Townsend y, de ese modo, las dos hermanas quedarán protegidas por su apellido y su fortuna. Lady Samantha no sabe qué pensar de semejante propuesta, pero sin duda le resulta conveniente y está dispuesta a aceptar.
El problema es que lord Henry es un hombre excéntrico que vive desde hace casi tres años recluido por voluntad propia en el interior del gigantesco laberinto de la mansión, una monstruosidad de unos cuatro mil metros cuadrados -cerca de dos kilómetros de camino enrevesado- en el que se ha maximizado la densidad del trazado con múltiples trampas, giros, vueltas y desvíos, y cuyo plano ya nadie conoce.
Nadie sabe qué le ocurrió, qué pasó para que, un buen día, lord Henry volviese a Reelysh Manor y se encerrase allí. No habla con nadie, no quiere salir y no permite que nadie entre. La gente le tiene miedo. Dicen que ya estaba loco, pero que aquel lugar místico -relacionado con una diosa cuyo nombre se ha perdido, anterior a los tiempos en que los trinovantes habitaban aquellas tierras, antes de ser masacrados tras unirse a la reina Boadicea- ha terminado por cambiar su naturaleza, y ya ni siquiera es un hombre.
No uno, como los demás... La única alternativa que le queda a lady Samantha, empeñada en conseguir una estabilidad para su hermana pequeña, es entrar a buscarle. El problema es que, al internarse en los misterios de Reelysh Manor y su laberinto, no tardará en descubrir que nada de lo que creía cierto en su vida, era verdad...
Lady Samantha Carlton y su hermana pequeña, que es sordomuda, se encontraban en una situación económica muy complicada cuando les llegó una invitación de lord Walter Bythesea, duque de Reelysh, solicitando que acudan a Reelysh Manor, la mansión familiar -un lugar antiguo, lleno de símbolos extraños y de misterios-, a escuchar una propuesta. El duque, primo en tercer grado del príncipe regente, conoció en tiempos al padre de lady Samantha, el difunto conde de Wellmarth -quien, de hecho, le salvó la vida durante una cacería- y afirma que hablaron de un acuerdo matrimonial respecto a sus hijos.
Por eso, pese a la mala situación en la que se encuentra en esos momentos lady Samantha, ha decidido ser fiel a su palabra. Así, la joven debe casarse con su hijo, lord Henry Bythesea, marqués de Townsend y, de ese modo, las dos hermanas quedarán protegidas por su apellido y su fortuna. Lady Samantha no sabe qué pensar de semejante propuesta, pero sin duda le resulta conveniente y está dispuesta a aceptar.
El problema es que lord Henry es un hombre excéntrico que vive desde hace casi tres años recluido por voluntad propia en el interior del gigantesco laberinto de la mansión, una monstruosidad de unos cuatro mil metros cuadrados -cerca de dos kilómetros de camino enrevesado- en el que se ha maximizado la densidad del trazado con múltiples trampas, giros, vueltas y desvíos, y cuyo plano ya nadie conoce.
Nadie sabe qué le ocurrió, qué pasó para que, un buen día, lord Henry volviese a Reelysh Manor y se encerrase allí. No habla con nadie, no quiere salir y no permite que nadie entre. La gente le tiene miedo. Dicen que ya estaba loco, pero que aquel lugar místico -relacionado con una diosa cuyo nombre se ha perdido, anterior a los tiempos en que los trinovantes habitaban aquellas tierras, antes de ser masacrados tras unirse a la reina Boadicea- ha terminado por cambiar su naturaleza, y ya ni siquiera es un hombre.
No uno, como los demás... La única alternativa que le queda a lady Samantha, empeñada en conseguir una estabilidad para su hermana pequeña, es entrar a buscarle. El problema es que, al internarse en los misterios de Reelysh Manor y su laberinto, no tardará en descubrir que nada de lo que creía cierto en su vida, era verdad...