Flor De Honor

En Santa Elena, donde la tierra es sagrada y las flores cuentan historias, creció Flor Palacios, una joven que aprendió desde pequeña el valor del silencio, la dignidad del campo y el poder del amor sembrado con las manos. Aunque no heredó la silleta de su abuelo, silletero por vocación y corazón, creció entre las flores que su familia cultivaba con orgullo, y entre mujeres que resistían con fe en medio de la sencillez y la tierra húmeda.
Flor es transparente como el agua de quebrada y firme como el tallo de una dalia en la tormenta. En su rostro habita la inocencia, pero también la fuerza de quienes saben de dónde vienen. Su honra, su identidad y su historia fueron su mayor tesoro. Sin embargo, esa pureza fue puesta a prueba cuando la maldad, con su rostro más cruel, la arrancó del abrazo de su familia. Víctima de una red de trata de personas y de la guerra, Flor fue arrastrada junto a otros jóvenes a las entrañas de la selva, forzada a convivir con hombres armados que no conocían la compasión.
La violencia se volvió paisaje. La selva, cárcel. La obediencia, escudo. Pero ni la selva logró arrancarle el vestido florido que le hizo su abuela, ni el miedo pudo quebrar su esencia. Entre el lodo, el monte, los disparos y los silencios rotos, Flor sobrevivió. No mató. No se rindió. Fue sostenida por la memoria de las flores, el canto de los pájaros, el amor leal de Santiago, y el eco de su hogar.
Su cuerpo estuvo cautivo, pero su alma siempre fue libre. Flor De Honor: La Eterna Primavera es una historia sobre la verdad que no se puede ocultar, sobre una honra que no se mancha con el barro de la calumnia. Es una celebración de la esperanza campesina, del amor por el campo, de la tradición silletera y del poder inquebrantable de una joven que supo florecer incluso en medio de la guerra.