Para el detective asesor más grande del mundo, una carta robada en el reservado Club Diógenes debería ser una simple distracción. Pero cuando Sherlock Holmes investiga, se ve arrastrado a una partida de ajedrez mortal que se juega en las neblinosas calles de Londres. El rastro de pistas, marcado por siniestras piezas de ajedrez, conduce a un impactante asesinato y a una dramática confrontación con su archienemigo, el Profesor Moriarty.
Con el Napoleón del Crimen finalmente tras las rejas, la ciudad respira aliviada. Pero para Holmes, la victoria se siente inquietantemente hueca. Su desasosiego se confirma cuando llega un mensaje críptico, advirtiéndole que, aunque haya capturado al rey, no ha visto la jugada de la reina. Holmes comprende con una certeza escalofriante que la captura de Moriarty no fue una derrota, sino un sacrificio calculado.
Un nuevo jugador, hasta ahora invisible, ha tomado el control del tablero: una mente maestra despiadada que ha estado manipulando los acontecimientos desde las sombras. Ahora, atrapado en una red de intrigas que se extiende desde el hampa criminal hasta el corazón mismo del gobierno británico, Holmes debe cuestionar la lealtad de su propia sangre. Para salvar al Imperio, deberá desentrañar una conspiración orquestada por un fantasma y ganar un juego donde cada victoria podría ser un paso más hacia una trampa perfectamente dispuesta.
Porque en Un Juego de Sombras, el adversario más peligroso es aquel que no se puede ver.
Para el detective asesor más grande del mundo, una carta robada en el reservado Club Diógenes debería ser una simple distracción. Pero cuando Sherlock Holmes investiga, se ve arrastrado a una partida de ajedrez mortal que se juega en las neblinosas calles de Londres. El rastro de pistas, marcado por siniestras piezas de ajedrez, conduce a un impactante asesinato y a una dramática confrontación con su archienemigo, el Profesor Moriarty.
Con el Napoleón del Crimen finalmente tras las rejas, la ciudad respira aliviada. Pero para Holmes, la victoria se siente inquietantemente hueca. Su desasosiego se confirma cuando llega un mensaje críptico, advirtiéndole que, aunque haya capturado al rey, no ha visto la jugada de la reina. Holmes comprende con una certeza escalofriante que la captura de Moriarty no fue una derrota, sino un sacrificio calculado.
Un nuevo jugador, hasta ahora invisible, ha tomado el control del tablero: una mente maestra despiadada que ha estado manipulando los acontecimientos desde las sombras. Ahora, atrapado en una red de intrigas que se extiende desde el hampa criminal hasta el corazón mismo del gobierno británico, Holmes debe cuestionar la lealtad de su propia sangre. Para salvar al Imperio, deberá desentrañar una conspiración orquestada por un fantasma y ganar un juego donde cada victoria podría ser un paso más hacia una trampa perfectamente dispuesta.
Porque en Un Juego de Sombras, el adversario más peligroso es aquel que no se puede ver.