Adara Garza Montenegro era poco más que una cría cuando nació la ciencia del olvido, pero pronto supo que quería dedicarse a ella. Y ahora ya es una anularrecuerdos profesional. Sin embargo, la ciencia no siempre es ese lugar cálido de conocimiento y seguridad que ella esperaba encontrar.
Adara Garza Montenegro era poco más que una cría cuando nació la ciencia del olvido, pero pronto supo que quería dedicarse a ella. Y ahora ya es una anularrecuerdos profesional. Sin embargo, la ciencia no siempre es ese lugar cálido de conocimiento y seguridad que ella esperaba encontrar.