Rubenstein

Escribir historias de gatos es sencillo. Sobretodo si vives con una pequeña manada de ellos. El género Felis, que augura en su nombre lo Feliz que puedes ser en su compañía. La enorme felicidad y serenidad que he vivido en su compañía ha contrastado por supuesto con momentos de soltar y dejar ir, con gran tristeza y dolor por supuesto. Es así que varias de éstas historias, por ser mayormente anécdotas reales, aún al repasarlas me conmueven y remueven las penas vividas.
Con todo, pocas situaciones de vida son tan satisfactorias como rescatar de eventos desafortunados a ésos espíritus encantadores, pues realmente pueden encantarnos, hechizarnos con su magia arrolladora. Mucha gente vive el privilegio de su agradecimiento en cada roce, mirada, caricia, juego, rasguño, etc. No hay tiempo para aburrirse con tan creativa y desinhibida compañía. Hay mil cosas que se pueden aprender de un gato.
Por ejemplo, a recuperar la curiosidad: pues la puerta al asombro,  a la aventura, al descubrimiento, a la investigación, a la diversión. También a jugar y divertirse con cosas muy simples. A estirarte siempre después de haber estado recostado ó sentado por mucho tiempo, algo muy saludable para los músculos y articulaciones. A poner límites (sacar las uñas) y defenderme de lo que no deseo, del  acoso, de las intrusiones de los otros, etc.
Dedicado a los humanos de corazón amplio que aman a los felinos. Con mucho cariño, respeto y agradecimiento a los que han dedicado parte de su vida a rescatar y salvar a tan nobles criaturas de las calles y el abandono.