Luis Sepulveda est un homme de convictions né le 4 octobre 1949 au Chili. Après deux ans et demi passés dans les geôles de Pinochet, il est libéré en 1977 grâce à l'intervention d'Amnesty International et profite de sa liberté retrouvée pour sillonner différents pays d'Amérique latine, s'engageant aux côtés des plus défavorisés. Riche de ces expériences il s'installe en Europe en 1982, tout en continuant à participer aux combats pour l'amélioration de la vie quotidienne et politique sur les continents sud-américain et africain. Entre 1982 et 1987 il s'engage aux côtés de Greenpeace. Cet homme très actif trouve néanmoins le temps décrire, une vingtaine de romans ont ainsi vu le jour. En France ils sont publiés par les éditions Métailié puis intègrent la collection Points du Seuil. On peut ainsi découvrir "Le vieux qui lisait des romans d'amour" (1992), énorme succès traduit dans une trentaine de langues et porté au cinéma en 2001. Il publie également "Le neveu d'Amérique" (1996), "Les roses d'Atacama" (2001), "Une sale histoire" (2005), "La lampe d'Aladin" (2009) ou encore "Histoire d'ici et d'ailleurs" en 2011. Il entretient des liens étroits avec le cinéma, rédigeant des scénarios, travaillant comme réalisateur, monteur, parfois producteur et même acteur.
Historia de una ballena blanca
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- Nombre de pages92
- PrésentationBroché
- FormatGrand Format
- Poids0.195 kg
- Dimensions14,0 cm × 20,8 cm × 1,0 cm
- ISBN978-84-9066-696-8
- EAN9788490666968
- Date de parution01/05/2019
- CollectionAndanzas
- ÉditeurTusquets Editores
- IllustrateurMarta R. Gustems
Résumé
De una concha que un nino recoge en una playa chilena, al sur, muy al sur del mundo, una voz se eleva cargada de recuerdos y sabiduría. Es la voz de la ballena blanca, el animal mítico que durante décadas ha custodiado las aguas que separan la costa de una isla sagrada para las personas nativas de ese lugar, la Gente del Mar. El cachalote, la criatura más grande de todo el océano, ha conocido la inmensa soledad y la enorme profundidad del abismo, y ha dedicado su vida a cumplir fielmente la tarea que le confió otro cachalote anciano : una tarea misteriosa y crucial, el resultado de un pacto que ha unido a las ballenas y la Gente del Mar.
Para honrarlo, la gran ballena blanca tenía que proteger esa parte del mar de otros hombres, los extranos que con sus barcos vienen a llevárselo todo. Fueron ellos, los balleneros, quienes contaron la historia de la temida ballena blanca hasta ahora, pero ha llegado el momento de que ella hable por sí misma y deje que su antigua voz nos llegue como el lenguaje del mar.
Para honrarlo, la gran ballena blanca tenía que proteger esa parte del mar de otros hombres, los extranos que con sus barcos vienen a llevárselo todo. Fueron ellos, los balleneros, quienes contaron la historia de la temida ballena blanca hasta ahora, pero ha llegado el momento de que ella hable por sí misma y deje que su antigua voz nos llegue como el lenguaje del mar.
De una concha que un nino recoge en una playa chilena, al sur, muy al sur del mundo, una voz se eleva cargada de recuerdos y sabiduría. Es la voz de la ballena blanca, el animal mítico que durante décadas ha custodiado las aguas que separan la costa de una isla sagrada para las personas nativas de ese lugar, la Gente del Mar. El cachalote, la criatura más grande de todo el océano, ha conocido la inmensa soledad y la enorme profundidad del abismo, y ha dedicado su vida a cumplir fielmente la tarea que le confió otro cachalote anciano : una tarea misteriosa y crucial, el resultado de un pacto que ha unido a las ballenas y la Gente del Mar.
Para honrarlo, la gran ballena blanca tenía que proteger esa parte del mar de otros hombres, los extranos que con sus barcos vienen a llevárselo todo. Fueron ellos, los balleneros, quienes contaron la historia de la temida ballena blanca hasta ahora, pero ha llegado el momento de que ella hable por sí misma y deje que su antigua voz nos llegue como el lenguaje del mar.
Para honrarlo, la gran ballena blanca tenía que proteger esa parte del mar de otros hombres, los extranos que con sus barcos vienen a llevárselo todo. Fueron ellos, los balleneros, quienes contaron la historia de la temida ballena blanca hasta ahora, pero ha llegado el momento de que ella hable por sí misma y deje que su antigua voz nos llegue como el lenguaje del mar.