Confesiones de un deliberado
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- FormatePub
- ISBN8227465757
- EAN9798227465757
- Date de parution05/09/2024
- Protection num.pas de protection
- Infos supplémentairesepub
- ÉditeurBig Dog Books, LLC
Résumé
"Jama?s olvidare? la primera vez que entre? a la Macarena aquella tarde de jueves, mi incorporacio?n formal a Sociedad Deliberada. Cuando entre? al salo?n contiguo, reservado para la congregacio?n, ya estaban las mesas puestas en forma de herradura, de manera que todos pudie?ramos vernos las caras a modo de parlamento abierto. Oli?a a una mezcla de caoba y paella valenciana, la luz amarilla tenue de cantina daba la sensacio?n de tiempos remotos.
Ya todos estaban sentados. Gerardo, Luis, Pepe, y unos 15 o 20 ma?s, de entre los cuales reconoci? a Paola Sua?rez, una excompan~era del ITAM, feminista dura, y a Andre?s Toulouse, a quien no conoci?a en persona, pero era bastante popular por ser nieto de Alejandro Toulouse, empresario poderoso al que Lo?pez Portillo le expropio? una sociedad financiera. Al uni?sono me saludaron todos como si supieran perfectamente bien quie?n era, miradas de calurosa bienvenida que confirmaban el benepla?cito a mi presencia e ideas.
Salude? agradecido con la mano y me sente? en uno de los extremos de la herradura a esperar que iniciara la sesio?n."
Ya todos estaban sentados. Gerardo, Luis, Pepe, y unos 15 o 20 ma?s, de entre los cuales reconoci? a Paola Sua?rez, una excompan~era del ITAM, feminista dura, y a Andre?s Toulouse, a quien no conoci?a en persona, pero era bastante popular por ser nieto de Alejandro Toulouse, empresario poderoso al que Lo?pez Portillo le expropio? una sociedad financiera. Al uni?sono me saludaron todos como si supieran perfectamente bien quie?n era, miradas de calurosa bienvenida que confirmaban el benepla?cito a mi presencia e ideas.
Salude? agradecido con la mano y me sente? en uno de los extremos de la herradura a esperar que iniciara la sesio?n."
"Jama?s olvidare? la primera vez que entre? a la Macarena aquella tarde de jueves, mi incorporacio?n formal a Sociedad Deliberada. Cuando entre? al salo?n contiguo, reservado para la congregacio?n, ya estaban las mesas puestas en forma de herradura, de manera que todos pudie?ramos vernos las caras a modo de parlamento abierto. Oli?a a una mezcla de caoba y paella valenciana, la luz amarilla tenue de cantina daba la sensacio?n de tiempos remotos.
Ya todos estaban sentados. Gerardo, Luis, Pepe, y unos 15 o 20 ma?s, de entre los cuales reconoci? a Paola Sua?rez, una excompan~era del ITAM, feminista dura, y a Andre?s Toulouse, a quien no conoci?a en persona, pero era bastante popular por ser nieto de Alejandro Toulouse, empresario poderoso al que Lo?pez Portillo le expropio? una sociedad financiera. Al uni?sono me saludaron todos como si supieran perfectamente bien quie?n era, miradas de calurosa bienvenida que confirmaban el benepla?cito a mi presencia e ideas.
Salude? agradecido con la mano y me sente? en uno de los extremos de la herradura a esperar que iniciara la sesio?n."
Ya todos estaban sentados. Gerardo, Luis, Pepe, y unos 15 o 20 ma?s, de entre los cuales reconoci? a Paola Sua?rez, una excompan~era del ITAM, feminista dura, y a Andre?s Toulouse, a quien no conoci?a en persona, pero era bastante popular por ser nieto de Alejandro Toulouse, empresario poderoso al que Lo?pez Portillo le expropio? una sociedad financiera. Al uni?sono me saludaron todos como si supieran perfectamente bien quie?n era, miradas de calurosa bienvenida que confirmaban el benepla?cito a mi presencia e ideas.
Salude? agradecido con la mano y me sente? en uno de los extremos de la herradura a esperar que iniciara la sesio?n."